30 Dias de Oracion

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                                                              LA ORACIÓN EN UNA HORA

 

ALABAR A DIOS

 

Optar por tener el gozo del Señor y aprende a alabar a Dios mejor. Ten presente que tu gozo, tu seguridad y tu esperanza provienen del Señor. A continuación encontrarás ejemplos de alabanzas.

 

“Cuánto haces por mí, Dios, todos los días. Señor, tú tienes todo el poder para influir en mi vida”. También puedes pensar en emociones negativas que sientas, por ejemplo:

 

“Siento que estás obrando a través de mí, dejaré que mi alabanza se convierta acciones pacíficas dignas y mi ira en propósitos mayores” “Te alabo mientras mi enojo contra [la maldad] se convierte en una expresión constructiva y amorosa. No dejaré que se convierta en odio o venganza”.

 

“Te exalto por tomar forma de hombre y morir en la cruz para expiar mis pecados y resucitar para que yo pueda estar en tu vida”.

 

 

PERDONAR

 

En este momento es mi decisión el perdonar a cada persona que me ha ofendido, herido, criticado, me ha hecho mal, me ha robado y me ha violentado de diferentes maneras. Entiendo Padre que perdonarlos no significa que yo justifico el mal que me hicieron. Lo que sí significa es que por tu gracia Padre, puedo voluntariamente tomar la decisión de traer esas deudas de ellos conmigo y dejarlas a los pies de la cruz, en el nombre de Jesús. (En este momento, tome el tiempo necesario para mencionar cada persona por su nombre y decir que le perdona.) Desde este momento toma Padre esta carga de mí y libérame del peso emocional del rencor.

 

Te pido Padre que tengas misericordia de ellos y que si no te han conocido, que puedan tener un encuentro personal contigo. A aquéllos que te han conocido, permite que puedan venir al arrepentimiento para que ellos también reciban perdón de ti y puedan ellos también ser sanados. Padre, te pido en el nombre de Jesús que sanes las heridas que han sido causadas en mi alma y en mis emociones a consecuencia de esos pecados cometidos contra mí.

 

Oh, amado Jesús, cubre todas las heridas de mi alma con tu sangre preciosa, derramada en la cruz del Calvario. Permite que la luz de tu rostro brille sobre mi alma y tu luz preciosa y santa traiga a la superficie todo lo oculto en mis emociones y en mi mente causado por heridas del alma, de manera que pueda ser sanado. Borra toda consecuencia de esas heridas en mi carácter, en mis actitudes y en mi comportamiento con los demás ayúdame. Sana mi alma y devuélveme la alegría, la tranquilidad y la visión clara para el futuro. En el nombre de Jesús, le ordeno al espíritu de trauma emocional que salga de mi alma ahora.

 

Te doy gracias Padre, porque ahora que he perdonado a los que me hirieron, sé que estás lavando y sanando toda herida emocional y a medida que sano, se va abriendo una nueva dimensión en mi relación contigo.

 

CONFESAR

 

HAY QUE CONFESAR CON DETALLES NUESTROS PECADOS A DIOS (Salmo 32:5), no debemos de encubrir nada, ni debemos de ser genéricos, seamos específicos y detallados en nuestra confesión, eso nos ayuda a abrirnos más a Dios y a humillarnos ante su presencia. Una cosa es decirle a Dios: “perdóname porque peque” y otra es decirle: “Perdóname porque insulte a mi madre, mentí a mi jefe, no devolví el dinero que me prestaron, etc. ”, la primera es una forma de sentirnos menos responsables, la segunda nos humilla y nos pone en nuestra real condición ante Dios. La confesión debe de ser específica, no para dar información a Dios (pues Él conoce perfectamente cada uno de nuestros pecados), sino para doblegar nuestro corazón ante Dios

 

 

HAY QUE PEDIR A DIOS QUE NOS LIBRE AÚN DE LOS PECADOS QUE COMETEMOS Y QUE NOSOTROS NO DETECTAMOS    (Salmo 19:12). Muchas veces olvidamos con facilidad los pecados que hemos cometido, esa es una debilidad humana muy común, por eso para que nuestra confesión sea completa, debemos después de confesar los pecados que recordamos, pedir perdón a Dios también por aquellos que no recordamos. Pecamos muchas veces aún en nuestros sueños, por eso debemos pedir que el Señor perdone nuestros pecados cometidos inconscientemente.

 

HAY QUE SUPLICAR EL PERDÓN DE DIOS (Salmo 51:1,2), suplicar significa pedir algo con insistencia y en una actitud sumisa y humilde, (como un mendigo pidiendo limosna). Tenemos que aprender a pedir a Dios de esa manera, más aún si lo que le estamos pidiendo es perdón.

El creyente no sabe suplicar a Dios, cree que con una oración fría y calculada es suficiente. Muchas veces es necesario pedir y pedir perdón a Dios, con lágrimas, humildad y desesperación, apelando a su piedad y misericordia, no porque Dios no escucha o se hace el difícil, sino porque nuestro corazón está tan duro que necesita suplicar para doblegarse ante el Señor

 

HAY QUE RENUNCIAR A TODO DESEO PECAMINOSO Y A TODA MALDAD (Tito 2:11,12), es muy importante expresar esta decisión, pues es la mejor manera de mostrar nuestro deseo de vivir en santidad.

La renuncia al pecado sirve de testimonio al mundo espiritual que usted conscientemente está renunciando al mal, y es un compromiso ante Dios de no volver a los pecados antiguos, por eso debe de ser parte importante de la confesión.

Que fácil es pedir solo perdón, pero más integro y genuino es decir: “perdón, renuncio a mi pecado y no quiero volver a cometerlo”. Dios espera esto de nosotros (Juan 8:11; Proverbios 28:13), por eso hay que incluirlo como parte de la oración de confesión.

 

HAY QUE DECLARARNOS LIBRES Y PERDONADOS DE TODO MAL (1Juan 2:l2). Sintamos o no sintamos el perdón, debemos de estar seguros que Jesús nos ha escuchado. Si hemos aplicado con sinceridad todos estos pasos, tenga la plena seguridad que el perdón de Cristo estará con nosotros, pues hemos hecho una buena confesión ante Él, y su palabra dice que si confesamos nuestros pecados él nos perdonará.

Muchas veces sucede que nuestras emociones, después de haber estado bajo la influencia de nuestros pecados, le cuesta conectarse con la presencia de Dios, y a pesar de haber recibido perdón seguimos sintiendo la carga del pecado sobre nosotros. Cuando eso suceda no debemos creer que Dios no nos ha perdonado, el gozo y la paz del perdón pueden demorar en nuestra experiencia, simplemente porque nuestros sentimientos no tienen la capacidad de percibirlos. Pero si hemos confesado nuestros pecados con humildad y sinceridad, tenga la certeza que el perdón de Dios está sobre usted, lo único que tiene que hacer es pasar un buen tiempo en alabanza y agradecimiento para ayudar a sus emociones a conectarse con la presencia de Dios, vera que en pocos minutos la paz del perdón será perceptible en su corazón.

 

PETICIÓN

 

Dile lo que deseas o necesitas y pídele que te lo conceda. Sé específico en lo que pides. Aunque Dios sabe lo que deseas y necesitas, quiere que se lo pidas. Dios puede responder a plegarias poco específicas, pero si eres concreto, crearás un lazo más profundo con Él.

Ser especifico no garantiza que Dios te responda de la manera en que tú quieres. Él podría tener otros planes para ti.

Dile a Dios “No me alcanza el dinero para la renta este mes porque tengo que pagar facturas médicas. Por favor ayúdame a conseguir horas extras en el trabajo para poder pagar mi renta”.

Recuerda que Dios no te dará algo que vaya en contra de su voluntad. Busca en tu corazón y lee la Biblia para ver si lo que estás pidiendo va contra su voluntad.

 

INTERSECION

 

“Y busqué entre ellos un hombre que hiciese Vallado (cerco para defensa de un sitio e impedir la entrada), Y que se pusiese en la brecha (hueco o abertura en la pared o muralla) delante de mí, a favor de la tierra, para que no la destruyese…” Ezequiel 22:30.

 

El Señor busca un hombre y si leemos como nos enseña el Apóstol Pablo nos dice que ya no hay hombre, ni mujer, ya no hay distinción de género o de raza, el Señor busca un hombre, una mujer, un niño, una muchacha o un muchacho, que haga vallado, esto es hacer una cerca, como Nehemías, él se dolió, al ver los muros de la ciudad destruidos, es como no tener protección en tu casa, es como no tener paredes o puertas en tu casa.

 

¿Cómo te sentirías al no tener puertas en tu casa? ¿Cómo te sentirías al no tener paredes en tu casa? ¿Y tener que dormir en tu casa así? Te sentirías desprotegido. Ese era el dolor de Nehemías, y el Señor nos habla de ese dolor al ver la ciudad desprotegida.

 

Buscó una persona que hiciera vallado, es decir, que hiciera un muro de protección alrededor del pueblo (de una ciudad, de un país) y que se pusiera en la brecha, es abrir un hueco en la pared, romper obstáculos, abrir camino, pero el Señor dice: “…no lo hallé”.

 

Pero tú que estás oyendo esto, Dios cuenta contigo para hacerlo y tú puedes decirle: “Señor cuenta conmigo, en mí puedes encontrar ese intercesor para hacer vallado y ponerme en la brecha a favor de mi generación, de mi ciudad, de mi país, de mi colegio…”

 

¿Qué es interceder?

 

Es rogar o mediar por otro.

Es la acción de una persona que toma el lugar de otra, o se pone en su lugar para suplicar defender el caso de ésta, guiado sólo por el amor y la misericordia.

Es buscar el bien del otro, interviniendo a su favor para conseguirle un beneficio.

Es postrarse o reunirse con la intención de hacer una petición a favor o en contra de alguien o de algo.

 ¿Qué nos enseña la Palabra de Dios sobre la Intercesión y los que deben ser intercesores?

 

Jesús es ejemplo de intercesión, Él es nuestro ejemplo a seguir, Él es nuestro camino, nuestra verdad, Él es nuestra vida. Todo lo que Él hizo podemos hacer, todo lo que Él hace haremos. Él es nuestro ejemplo máximo de intercesión. Él es un modelo de intercesión. Él se dio a sí mismo por nosotros; su vida es un ejemplo de intercesión (Filipenses 2:5-11).

 

En Marcos 11:17, Jesús dijo: “mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones” (Isaías 56:7). Nosotros somos templo del Espíritu Santo, somos casa de oración, para todos lo pueblos.

 

Jesús es el intercesor por excelencia: Hebreos 7:25, nos dice:“por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Romanos 8:34 dice: “Cristo es el que murió; más aún el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.

 

LEER LA PALABRA

 

a) Hay que leer la Palabra de Dios despacio: Para que realmente se aproveche la lectura de la Biblia, hay que tomarse su tiempo en cada pasaje y leer poco a poco, despacio y tranquilamente. Recuerda que la lectura de la Palabra de Dios alimenta nuestro espíritu, pero en esta comida como en cualquier otra lo que verdaderamente nos hace bien no es comer mucho; sino ir digiriendo lo que vamos comiendo.

 

b) Hay que leer la Palabra de Dios humildemente: No hay que leer para ser más sabio o más docto como los fariseos. Hay que imitar la lectura de los santos que se santificaron en ella. Leamos para amar mas a Dios y al prójimo, leamos para hacer la voluntad de Dios y abstenerse de ofenderlo y pecar. Leamos reconociendo que no sabemos, pero queremos aprender y cambiar. A través de su lectura aprendemos del gran depósito de la sabiduría divina y nos nutrimos de la Suprema Ciencia de Jesucristo. Josemaría Escrivá de Balaguer decía: "Que tu conducta y tu conversación sea tal que todo aquel que te mire o te escuche, pueda decir: Esta persona lee la vida de Jesucristo".

 

c) Hay que leer la Palabra de Dios para ver “Que dice”. ¿De qué trata el texto?, ¿quiénes son sus personajes?, ¿Qué están haciendo?, ¿En qué tiempo están y donde?: Hay que leer la Biblia para explotar sus riquezas, extraer sus grandes tesoros de sabiduría, verdad, fe y amor, e imitar el testimonio valeroso de sus grandes héroes con sus historias que se reflejan en nuestra vida. Los santos durante toda su vida leían continuamente la Sagrada Escritura y ella dominaba su manera de actuar, de pensar y de vivir. "La lectura de la Biblia ha producido muchos santos". Es difícil imaginar un santo que no haya sido profundamente influenciado por la lectura espiritual no sólo antes de entregar su vida a la obra de Dios en la tierra, sino continuando la lectura espiritual como parte integral de su vida diaria hasta el día de su muerte.

 

MEDITAR EN SU PALABRA

 

“No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas” Jos 1,8.

 

Hay que meditar a que se refiere la Palabra de Dios en relación conmigo, ya que la Palabra de Dios tiene la cualidad de interpretar mi propia vida a través de un personaje, una palabra, un ejemplo. Hay que meditar ¿Qué me dice la Palabra de Dios?, ¿Que quiere que cambie o que haga en mi vida?

 

Después de leer, conviene hacer la reflexión acerca de lo que dice el texto. Sobre los valores eternos del texto. Mientras que en la lectura asumo de lo que trata el texto, y que paso en ese tiempo; ahora me planteo la pregunta: ¿Qué me dice a mí? ¿Qué mensaje referido al aquí y ahora, propone este pasaje con la autoridad que le da el ser Palabra del Dios vivo?

 

La Palabra de Dios esta llena de sabiduría y de enseñanzas útiles para todo hombre de cualquier tiempo, es universal. La Palabra de Dios perdura eternamente y es valida para cualquier persona. La Palabra de Dios, tiene que meditarse para entenderse verdaderamente, aun un libro de matemáticas requiere reflexión para ser comprendido; ¡Con cuanta más razón la Palabra de Dios requerirá de meditación reverente y confiada!

 

Desde una lectura de la Escritura se puede conocer la voz de Dios para nuestro tiempo. Los problemas actuales, al ser contrastados con la enseñanza de la Palabra de Dios, reciben nueva luz. La Biblia sirve para iluminar la acción de los cristianos. La Biblia debe ser la inspiración frecuente de nuestra meditación para mejorar nuestra vida y el texto principal para nuestra propia evangelización.

 

DAR GRACIAS

 

Bien, el día de Acción de Gracias llegó y pasó. ¿Su gratitud perduró más allá de su siesta? Para muchos, hasta ahí llega su gratitud -por única vez, en un solo día de fiesta- que les recuerda que deben expresar cuántas bendiciones reciben. Con frecuencia y rápidamente, la gente vuelve a ser ingrata. Pero Dios quiere que seamos agradecidos todo el tiempo, en todas las cosas. Ése es el tema de 1 Tesalonicenses 5:18, en donde Pablo dice: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Así que si usted es salvo, lleno del Espíritu, santificado, sumiso y quebrantado, sólo le queda una cosa por hacer en obediencia a la voluntad de Dios: dar gracias.

 

La orden de Pablo, simple y directa -dar gracias en todo-, no permite a los creyentes ninguna excusa para albergar la ingratitud. En todo implica una obligación ilimitada. Se refiere a todo lo que ocurre en la vida. Con la excepción obvia del pecado personal, debemos expresar agradecimiento por todo. No importa qué luchas o pruebas, Dios nos manda a encontrar razones para agradecerle siempre (Hechos 5:41; Santiago 1:2-3; 1 Pedro 1:6-9). Esa es Su voluntad.

 

Si usted no está obedeciendo esa orden, no está siguiendo la voluntad de Dios. Piénselo de esta manera: si no es fácil ser agradecido para usted, tampoco le será fácil encontrar la voluntad de Dios. O para decirlo de otro modo, si le cuesta ser agradecido, le costará seguir la voluntad de Dios. ¿Necesita alguna motivación? Aquí tiene algunas razones por las que Dios quiere que sea agradecido…

 

ORAR POR LA PALABRA

 

1. Notemos que hay una conexión directa entre el grado en que nuestra mente es moldeada por las Escrituras y el grado en que son contestadas nuestras oraciones. Jesús dijo: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan 15:7).

 

2. Recuerde que, como dijo D. M. M´Intyre: Dios solo contesta las peticiones en cuya formulación halla participado su Hijo."Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye" (1 Juan 5:14).

 

3. Observe que la iglesia primitiva oró las escrituras, por ejemplo, la oración de Hechos 4:24-31 cita al Salmo 2. también las oraciones en el Antiguo Testamento como la de Esdras en Nehemías 9:6-37 son repeticiones de textos e historia biblica.

 

4. Orar la Palabra significa leer (o recitar) las escrituras bajo un espíritu de oración y dejar que el significado de los versículos se conviertan en nuestra oración y que inspiren nuestros pensamientos.

 

5. Hay varias maneras de hacerlo, no solo una. Esto puede hacerse solo o en grupos. Uno puede hacer pausas despues de cada frase, de cada oración completa, de cada párrafo o de cada capítulo.

 

CANTAR

 

Dios te dio la capacidad de cantar, porque Él quiere que le alabemos cantando. Él se deleita cuando Su pueblo le canta. Pero no meramente por un deleite estético, sino porque en ese canto reflejamos Su imagen en nosotros, proclamamos Su gloria y nos relacionamos con Él en una dimensión más plena de amor y comunión íntima.

 

Esa tendencia que el hombre tiene a expresar sus emociones a través del canto, no es más que un reflejo de la imagen y semejanza de Dios en nosotros. Nuestro Dios no solo creó la música, sino que Él se revela a Sí mismo en Su Palabra como un Ser que expresa sus emociones, cantando. Dice en Sof. 3:17: “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”. Otra traducción dice: “… se regocijará por ti con cantos de júbilo”.

 

Nuestro Dios canta, y nosotros, como criaturas creadas a Su imagen y como hombres y mujeres redimidos lo hacemos para la alabanza de la gloria de Su gracia (Ef. 1:6, 12, 14), debemos dar expresión a nuestros sentimientos religiosos a través del canto. Dios pide de nosotros que le amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas; es decir, con todas nuestras facultades como hombres. Y el canto es un vehículo a través del cual podemos manifestar una dimensión de ese amor y confianza en Dios, que difícilmente puede ser expresado con la misma intensidad a través de la prosa.

 

ESCUCHAR

 

Escuchando a Dios - Preparando Su Corazón Para Escucharlo

Escuchar a Dios es como escuchar a cualquier persona - antes de poder escucharlo, debe estar preparado para escuchar. Así como en una conversación, usted no puede escuchar a la otra persona si usted está hablando, o si su mente está distraída.

 

Es así también con Dios. Si usted desea escucharle, debe estar tranquilo y debe enfocarse en lo que Él está diciendo. ¡La conversación regular con Dios puede transformar su vida! Considere seleccionar un lugar y tiempo para encontrarse con Dios todos los días.

 

La oración es la manera como usted comienza una conversación con Dios. Véalo como una manera de decir "hola."

 

Escuchando a Dios - ¿Cómo Puedo Escucharlo?

Escuchar a Dios requiere una decisión deliberada de dejar fuera el caos a su alrededor y enfocarse en sus pensamientos. ¿Es Dios alguien a quien usted puede escuchar? La Biblia dice que sí, y la Biblia es una de las principales herramientas a través de las cuales Él habla.

 

Vivimos en un mundo de ruido. Casi a todas partes que vamos encontramos sonidos compitiendo en nuestras mentes, impidiendo que nuestros pensamientos se profundicen. Escuchar la voz de Dios significa no escuchar el ruido del mundo a nuestro alrededor. No es fácil, pero puede hacerse.

 

El Rey David, autor de la mayor parte del libro de los Salmos, nos dio un modelo para encontrarnos con Dios: "Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado. Hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma" (Salmo 143:8).

 

Él buscó la dirección de Dios en la mañana, al comienzo del día. Como un general en el ejército de Dios, él quería escuchar de su Comandante Oficial antes de entrar en la batalla. Comenzar cada día de nuevo con Dios es un gran recordatorio que, como dice la Escritura, Sus misericordias son nuevas cada mañana (Lamentaciones 3:22,23). Usted debe encontrar el momento del día que funcione para usted, pero, de ser posible, la mañana es el mejor momento.

 

ALABAR A DIOS

 

La alabanza es una de las cosas más naturales en el universo. Si tuviéramos los oídos para escuchar, percibiríamos un coro de alabanza a nuestro alrededor. Veamos cómo se describe poéticamente la verdadera realidad en Salmos 148:

 

“Alabad al Eterno desde los cielos; Alabadle en las alturas. Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos. Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas” (vv. 1-3).

 

Salmos 150 añade: “Todo lo que respira alabe al Eterno. Aleluya” (v. 6).

 

¡Y no solamente eso, Jesús señaló el potencial de alabanza de las piedras! Cuando los fariseos le dijeron a Jesús que reprendiera a los que gritaban su alabanza mientras hacía su entrada triunfal a Jerusalén, Jesús les dijo:

 

“El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40).

 

La alabanza es algo natural a través de toda la creación. Pero con los seres humanos parece ser un poco más difícil. Queremos saber por qué. En este mundo influenciado por Satanás (1 Juan 5:19), nos parece más fácil ser desconfiados y escépticos que espirituales y efusivos cuando de alabar a Dios se trata.

 

 

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